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MI MUNDO

El mundo solo gira al revés

"El hombre es un experimento; el tiempo demostrará si valía la pena." (Mark Twain).



Profeso una gran admiración, casi veneración por el poema Desiderata, escrito al parecer por un abogado estadounidense llamado Max Ehrmann, hace ya casi un siglo, aunque se dice que fue encontrado en la iglesia de St. Paúl en Baltimore, Maryland. La realidad es que este escrito fue publicado por la viuda de Ehrmann, tres años después de su muerte, y utilizado como material para la congregación, durante la estación cuaresmal de 1.959 o 1.960 por el reverendo Frederick Kates, rector de la iglesia antes mencionada, y reimpreso años mas tarde asociado con la iglesia y su fecha de fundación, ocurrida en el año 1.692, declarándolo erróneamente de autoría anónima.


Comparto casi en su totalidad el contenido de cada de uno de sus versos, me parece absolutamente soberbio y magistral, no obstante su sorprendente sencillez y puntualidad. Me maravilla su neutralidad política, religiosa y social, su amplio humanismo plasmado al compás del realismo, sus lecciones de vida y en general aprecio muchísimo la sensación alucinógena de paz que se respira en mi interior cuando termino de leerlo una y otra vez.


Sin embargo, y es por eso que escribo esto, aun me queda algo pendiente, algo incomprensible, y que no puedo dejar pasar de lado. Leyendo una línea en particular que dice: Y sea que te resulte claro o no, indudablemente el universo marcha como debiera; Algunas veces después de leerlo me abstraigo y rememoro mis días de infancia, intento recorrer paso a paso mi existencia, rebobinando la cinta para auscultar el primer punto de vista que cuenta para mi; el mió por supuesto. Quiero saber si hay algo en mi propia experiencia que haga que me resulte claro a mi también, sentir que a pesar de todo, las cosas siguen su curso y que son como son, porque así deben serlo, o de que otro modo puedo comprender la frase? Esa línea que se convierte en sentencia para mi, puesto que aunque es sabia y hasta tierna, tiene algo de autoritarismo, no admite disensión, discrepancia alguna, es y punto.


Y no debe quedar duda alguna, indudablemente es una marcha irremediable, un solo sentido y norte, incapaces de cambiar el destino, los mortales solo aspiramos a poder aceptarlo y que quizás nos quede claro, de lo contrario solo seremos llevados por la corriente, o mejor arrastrados por la mitológica Laquesis a la cita final con la parca Atropo en la mas absoluta y fatal incertidumbre.


Gústenos o no, así es, pero no se trata de preferencias o de gustos, se trata del rumbo que en conjunto toman las vidas de todos los mortales, su destino común y final en el abstracto efímero y virtual que llamamos vida. Compartimos día a día con muchas personas, las vemos discurrir por el camino que han elegido, su sendero cubierto o no de espinas, es la ruta de crucifixión que cada hombre escogió para si mismo.


Y la suma de las corrientes se transforma en océano, y como peces en el inmenso espacio liquido, nadamos para hallar pareja, comodidad, descendencia, felicidad y paz, nadamos lo más fuerte que podemos, movemos nuestras amorfas aletas e impulsados por una cola de fallidas experiencias navegamos hasta tocar el final del estanque, tras lo cual desbordados caemos a la nada. Una nada a la que llegamos juntos, es entonces el destino un gigantesco mar que nos deja sumergirnos a todos por igual. Vaya uno a saber si todos tienen derecho a emerger de nuevo, o esta escrito que algunos sumergidos quedaran.


Y después de mi mirada introspectiva e improductiva sigo buscando claridad, intento que me quede claro si el universo marcha como debiera, es por eso que leo algo sobre historia universal, sobre el origen de la especie humana, su trasegar por el mundo, su persecución inefable de la libertad, quizás comprenda el presente conociendo el pasado. Por supuesto no dudo en echar mano de la cotidianidad, ese colosal y democrático liquido.


Echo una mirada a mi alrededor, observo el lenguaje de los amantes, incluso el lento pero seguro aprendizaje de los niños intentando caminar, del mismo modo veo a los hombres desfilar en las mañanas rumbo al trabajo, abarrotando los vehículos de transporte publico, a los jóvenes y niños mas temprano aun, camino a la escuela. El sol se levanta temprano, emprende su caluroso camino hasta su ocaso, inexorable paso que ilumina los rostros de los habitantes de este sórdido mundo, aprovecho y veo a los ojos a mi interlocutor, cubre su mirada con la mano siniestra, se oculta del astro rey, pide sombra para sus palabras, rechaza la luz porque le quema, como quema la hoguera al hereje, como quema el corazón del que esta lleno de despecho, y no me ayuda mucho en mi proceso de esclarecimiento.


Es la tarde, hay mucha luz, voy en taxi pasando por un puente en la autopista Sur Oriental, a la derecha imponente el Cerro de las Tres Cruces, lo poco que le queda de vegetación, se ve muy verde, verde por la clorofila, verde porque hay vida, verde porque es bello, aunque herido y maltrecho, el Cerro es grandioso y sigue siendo tutelar. Y hasta esa hora del día, concluyo que quizás es lo único que me ha quedado claro, y es lo único que puedo entender.


Y llega la noche, se hunde el imperio del sol, aparece en el crepúsculo y hasta el amanecer del día siguiente, la égida lúgubre y bastarda de la reina de la noche, es un anochecer para unos, pero un amanecer para otros, los observo a todos, son iguales y diferentes a mi, unos lloran, otros ríen al compás de unas copas de licor, los hay que piden limosna a la salida de algún bar., los hay que a la entrada del mismo buscan placer para sus sentidos, los hay que proporcionan placer carnal en lo profundo del bar., los hay de todo tipo, forma, tamaño, color de piel, capacidad de triunfo y de éxito, y también propensión al fracaso y la frustración. Amanece, las sombras huyen porque llega el entrometido sol a desparramar sus rayos con violencia y sin remordimiento.


Ha pasado un amanecer, un atardecer, un anochecer y de nuevo la alborada, y aun no entiendo porqué unos niños de raza negra, esforzándose en hacer de acróbatas piden limosna en los semáforos, y, aun no comprendo por qué hay desplazados por la violencia que con carteles y agrupados en familia, buscan azoradamente un techo y algo de comida en la selva de cemento, ellos que sumados en todo el territorio nacional forman la mayor tragedia humanitaria en el continente americano, y una de las mas terribles en el mundo entero por el creciente y vergonzoso numero de afectados, por no decir victimas, y, aun no entiendo por qué tengo que entender. Por qué me tiene que quedar claro que el universo marcha como debiera, los he visto a todos, y parece que a todos les queda muy claro, porque no dicen nada, porque no hay manifestación alguna de inconformidad.


Es tanta mi ignorancia, tanta mi levitación abstracta del mundo tangible que se respira por doquier, que para poder entender que el mundo marcha como debiera, he llegado a pensar que una nueva teoría de la física he descubierto, quizás me quemen por hereje, no lo se, no soy el nuevo Copernico y no se si aun la tierra se inclina sobre su eje al girar , pero contundente , categórica y definitivamente concluyo que gira al revés , de eso no hay duda, si pudiera lo publicaría en la mejor revista científica que encontrase, para que todos lo sepan, y nadie se pierda la noticia, eso si, de tal hallazgo no hay pruebas de laboratorio , la buena nueva es que para ver las pruebas no hay que ir a ningún observatorio, las pruebas de mi teoría están a la vista de todos , en los semáforos de mi ciudad.

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